26.10.08

Sweeney Todd

Cuenta la leyenda que Sweeney Todd existió realmente y fue condenado a morir en la horca por sus crímenes. Sea cierto o no, esta historia, que durante años fue carne de folletín truculento, terminó inspirando el thriller musical de culto Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet. No hace mucho pudimos ver en la gran pantalla la increíble versión cinematográfica de Tim Burton, y ahora, para alegría de los forofos de lo gótico, disfrutaremos del montaje teatral en el marco del Festival de Otoño (aunque, afortunadamente, permanecerá en cartel el tiempo suficiente como para que cualquiera tenga la oportunidad de verla, hasta el 7 de Enero en Madrid, a unos precios más que razonables, salvando la crisis).

En un tenebroso Londres del siglo XIX, el barbero Sweeney Todd, encarcelado injustamente por el juez Turpin (con el fin de “beneficiarse” a la esposa de Sweeney), regresa a para vengarse, ayudado por la señora Lovett, una pastelera un tanto particular. Fue el actor, dramaturgo y novelista inglés Cristopher Bond quien, en 1968, recuperó este thriller victoriano, situando la venganza como leitmotiv de la trama. Más tarde, el compositor Stephen Sondheim convirtió la obra de Bond en el musical que conocemos hoy, estrenado en Broadway en 1979. No es la primera vez que el director Mario Gas se las ve con esta “opereta negra”, como la definió Sondheim: su montaje para el Centre Dramàtic de la Generalitat de Catalunya en 1995 significó la primera representación en España del montaje, consiguiendo un enorme éxito (el propio Sondheim aseguró que era la mejor versión que había visto). Ese animal escénico que es Vicky Peña repite en el papel de la grotesca señora Lovett, dando la réplica a Joan Crossas, que se mete en el pellejo del barbero que afeita más apurado de todo Londres. Respecto a la cinta de Burton, la versión teatral luce más sátira y humor negro y otorga una gran importancia al coro. Y por cierto, ¿a alguien le apetece una empanadilla de carne?
Dar las gracias a Ana (Cosette para los amigos) y a Ramón (lo siento no conozco tu web) por su compañía, buen hacer, y por ayudarnos a conseguir las entradas, lástima que nos tocara a mi hico y a mi en sitios distintos (ya no quedaban asientos libres...).
Asi que ahora solo me queda ver la película, que las 3 veces que mi chico la ha puesto en casa me he quedado "sopa".

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