14.10.08

Estos hombres

Vacunas, esas cosas que se ponen a los nenes pequeños, y también a los mayores, y que no tendría importancia si no fuera porque al que vacunan es a un hombre... Y si, eso de que dicen que ellos son el sexo fuerte es mentira, y lo digo con conocimiento de causa, ayer vacunaron a mi marido, de la gripe y de neumonía, debe ser que le vieron solo, triste y desvalido y dijeron, ale, a Rafa 2 por el precio de una.

El problema no es las 2 inyecciones, eso, para mi chico, curtido en mil batallas futbolisticas no hubiera sido nada, pero, el médico cometió uno de los mayores errores que se pueden cometer, y fue el de relatarle uno por uno los efectos secundarios que, no irian a mayores si no fuera porque mi chico es uno de los mayores hipocondriacos que conozco.

Que si te pueden dolores los brazos, las piernas, se te pueden hinchar los pinchazos, tener fiebre, sentir malestar general, dolor de garganta, es más, si el médico le hubiera dicho que le iba a crecer una bata de cola e iba a pasearse por casa cantando "Yo soy esa" también se lo hubiera tragado, y al llegar a casa me lo hubiera encontrado como la reencarnación de "La faraona" (QEPD) Y es que al llegar yo a casa me lo encontré en el sofá, hecho un guiñapo, tapado con una manta, pálido, latoso (como dice mi madre de mi sobrino) y no me quedó más remedio que mimarlo, achucharlo y encima hasta ayudarle a ponerse el pijama, para mi que pensaba que al desnudarlo me iba a apetecer otra cosa, que es verdad que, me hubiera apetecido, si no hubiera sido porque por cada movimiento que ejecutaba decía mil y una veces "ay que malito estoy

Señores médicos, enfermeros, vacunadores (si es que existen) y demás personal que se dedique a estos menesteres, tengan cuidado con los hombres a los que vacunan, ya que las esposas somos daños colaterales de dichos efectos secundarios, y máxime cuando al que vacunan es un consabido hipocondriaco.

Ale, voy a seguir calmándole, que los gritos ya se oyen por el pasillo...

1 comentario:

J.A.T. dijo...

No meta usted a su marido en el mismo paquete que el resto de los mortales masculinos.