Hace años, cuando tenía el otro blog, recuerdo haberos hablado de la muerte de una chinita a mano de su marido, hoy, nuevamente, y en otro blog y ámbito diferente vuelvo a hablar de algo que ya hablé en su momento, apoyandome en esta noticia, que he leído con un escalofrío en mi cuerpo, viendo como una chica de 22 años moría a tan solo unos pasos de la que ha sido mi casa durante 30 años.Multiples ideas y a la vez reacciones pasan por mi cabeza, tal vez, la que más me viene a la mente es lo que suele decir siempre mi chico cuando se entera de cosas como esta "si no se quieren que se separen, pero por Dios, que no se maten", y me apoyo en eso, en la persona que más quiero, y de quien de momento se me haría imposible pasar un solo segundo sin él, si ún día, Dios no lo quiera, dejamos de querernos, cada uno por su lado, no hay que montar dramas, quitar la vida a nadie ni anularse por completo...
Día tras día estamos viendo esta maraña de matanzas, día tras día la misma pesadilla, hoy encima (y para colmo de males) han sido 4 las muertes de personas a manos de sus parejas, por favor que cese ya esta demencia, esta locura pertinaz donde se vive al filo de la navaja, y donde siempre hay un perdedor (el más débil).
¡¡Basta ya!!




La historia: tres ardillas, Alvin, Simon y Theodore, mientras observan cómo su casa es cortada por una compañía de árboles de Navidad. Con los muchachos todavía dentro, el árbol es enviado a la recepción de la prestigiosa disquera Jett Records, que se ubica en el centro de Los Ángeles. La compañía es dirigida por un mañoso e intrigante ejecutivo de la industria llamado Ian Hawk (David Cross). Ian es ex compañero de cuarto de la universidad de Dave Seville (Jason Lee), un músico y compositor desafortunado que nunca ha perdido la esperanza de tener una carrera exitosa con sus peculiares sensibilidades musicales. Cuando Dave va a Jett Records a proponerle a Ian una nueva canción, es echado a patadas de sus oficinas. Al llevarse una canasta de panqués como consolación, pasa a un lado del árbol de Navidad que está instalado en la recepción. Las Ardillas, que huelen los suculentos panqués, saltan en la canasta sin que Dave se percate de ello, y termina por llevárselos accidentalmente a su departamento, donde las Ardillas se instalan de manera subrepticia y con gran comodidad.